Con Val&Joan nos escapamos un fin de semana entero para pasar tiempo con ellos, conocerles y hacer una preboda en el bosque. Trabajar en equipo, los juegos de mesa y las charlas con ellos nos hicieron conectar y entablar una relación muy cercana, generando una confianza mutua que hace que el resultado sea inmejorable.

Fue una mañana de invierno en la que disfrutamos del sol y una temperatura suave en mitad del bosque. Las sesiones de pareja de mañana implican siempre madrugar un poquito (sabemos que a veces cuesta...pero se olvida pronto en cuanto nos tomamos un café o un té, y nos ponemos a jugar). Conocer el sitio y poder disfrutar de la mejor luz es algo que mejora la experiencia siempre.

Ellos eligieron una localización que descubrieron el verano anterior y que se convirtió en uno de sus rincones favoritos. Y cuando nos lo enseñaron, no nos extraño en absoluto, era el lugar perfecto para hacer una preboda en el bosque. Era un pequeño bosque, atravesado por un río y con una cascada espectacular. Un rincón de ensueño para nosotros. Los colores eran brutales, no había entrado del todo el invierno en esa zona y pudimos disfrutar de los restos del otoño que quedaban.

Val&Joan se atrevieron con todo, empezamos con un paseo por el rió, saltando entre rocas, seguimos escalando las piedras para conseguir una vista inmejorable de la cascada que teníamos frente a nosotros. A continuación, se sentaron un rato para recuperar fuerzas y compartir momentos más tranquilos para luego seguir jugando. El ruido de la cascada era ensordecedor, y la distancia con nosotros les dio un rato de intimidad, de decirse cosas bonitas al oído y de abrazarse.

La naturaleza siempre nos llena de buenas vibraciones y de una tranquilidad que para nosotros hace inmejorables las sesiones de preboda.


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